A lo largo del tiempo, las Sirenas cambian de forma. Su primer historiador, el rapsoda del duodécimo libro de la Odisea , no nos dice cómo eran; para Ovidio, son aves de plumaje rojizo y cara de virgen; para Apolonio de Rodas, de medio cuerpo arriba son mujeres y, abajo, aves marinas; para el maestro Tirso de Molina (y para la heráldica), "la mitad mujeres, peces la mitad". No menos discutible es su género; el diccionario clásico de Lempriére entiende que son ninfas, el de Quicherat que son monstruos y el de Grimal que son demonios. Moran en una isla del poniente, cerca de la isla de Circe, pero el cadáver de una de ellas, Parténope, fue encontrado en Campania, y dio su nombre a la famosa ciudad que ahora lleva el de Nápoles, y el geógrafo Estrabón vio su tumba y presenció los juegos gimnásticos que periódicamente se celebraban para honrar su memoria. La Odisea refiere que las Sirenas atraían y perdían a los navegantes y que Ulises, para oír su canto y no